Tras el veto a la reforma jubilatoria, el Gobierno se enfoca en profundizar la desaceleración de precios

La reducción desde el lunes del impuesto PAIS es la apuesta para lograr una visible caída en el costo de la canasta del consumidor. Hubo conversaciones con los empresarios para que la rebaja se note en las góndolas.

EconomíaRedacción Informate San JuanRedacción Informate San Juan
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El lunes es una caja de sorpresas. Para mostrar fortaleza, el presidente Javier Milei publicará el veto que firmó a la ley de movilidad jubilatoria y negocia para que el Congreso no insista con la sanción de la ley. El ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, quiere inducir una baja de los precios en las góndolas y, además, prepara con Jorge Macri, el jefe de gobierno porteño, un acta acuerdo para resolver el conflicto por el traspaso de los colectivos, que Milei firmaría o refrendaría con un decreto.

Hablemos de inflación. El índice de agosto será similar al de julio, como reconoció el propio ministro días atrás. Cuesta perforar el 4% mensual, porque todavía hay un residual de la emisión monetaria del primer semestre, equivalente a unos US$16.000 millones y que son pesos que se usaron para comprar reservas y pagar intereses.

Por eso, la apuesta es septiembre. La cuenta que hace Caputo es lineal: a partir del lunes baja diez puntos el Impuesto PAIS y eso arrastrará los precios en las góndolas, por lo cual el aumento de tarifas del 4% no impactará en la inflación, que seguirá descendiendo.

Ese es el cálculo. El economista Fausto Spotorno dice que algo tiene de razón: en el estudio Orlando Ferreres calcularon que la reducción de diez puntos del Impuesto PAIS podría hacer bajar, en teoría, un 2,5% el costo de la canasta del consumidor, que es la que se usa para medir el IPC.

Pero también puede fallar. Por eso, Caputo habla con industriales del sector alimenticio, para indicarles el camino que él estima correcto. Los precios en las góndolas deben ser menores a los de ayer. ¿Realmente sucederá? Algunos empresarios creen que la decisión del Gobierno de haber eliminado trabas para importar acero y aluminio -la decisión afecta a un sector ya muy castigado por el freno en la construcción y la industria y que trabaja con suspensiones de turnos-, puede ser una señal disciplinadora para el resto de los sectores.

El esperanzador razonamiento del ministro de Economía lleva implícito demasiadas variables independientes:

  • Primero: la reducción de 10 puntos del Impuesto PAIS no impactará de manera inmediata ni lineal, porque algunos de los precios de los productos que ya están a la venta están en stock desde hace meses y fueron calculados antes del anuncio de la baja impositiva, e incluso antes de diciembre, cuando la alícuota aumentó de 7,5% a 17,5%.
  • Segundo: el componente de insumos importados varía para cada categoría de bienes.
  • Tercero: las empresas tienen otros costos, como los insumos, donde los precios mayoristas subieron, y también las tarifas que, precisamente, este mes aumentarán, y también los salarios.
  • Cuarto: porque tal vez los importadores simplemente no quieran trasladar a las góndolas el beneficio que tendrán de poder comprar el dólar importador apenas $100 pesos más barato que el viernes.

El impacto de la suba de tarifas -que las industrias y comercios querrán trasladar-, técnicamente no es significativo: en el Indec calculan que será aproximadamente de 0,2 % en el Gran Buenos Aires y un poco más bajo a nivel general, porque la incidencia de los servicios es distinta en todo el país por cuestiones climáticas y cercanía a los centros de producción y distribución. Pero, en ocasiones, los incrementos tarifarios son usados como una excusa. También aumentan los combustibles y, por ende, el transporte de alimentos. Pero tal vez algún productor con márgenes muy apretados y caída de demanda pueda encontrar allí un camino para aumentar las ventas.

El lunes también tenemos por delante la cuestión del boleto. El recorte de subsidios al transporte en CABA y provincia de Buenos Aires derivará más temprano que tarde en el aumento de las tarifas. O sube el precio del boleto o bien Ciudad y la Provincia se hacen cargo del pago de los subsidios que el Estado nacional deja de transferir a esas líneas. No hay magia.

Hay ahí, sin embargo, una luz de esperanza para los usuarios. La relación entre el Gobierno nacional y CABA mejoró sustancialmente en las últimas horas. Jorge Macri y Caputo vienen cocinando un acuerdo que debería plasmarse en un acta: la Nación le transfiere a la Ciudad todas las competencias para regular las líneas de transporte, para dar subsidios y para fijar tarifas, todo lo cual hasta ahora está en manos de la Nación.

El Gobierno no le entrega dinero y Jorge Macri anunciará que sigue adelante con el régimen de subsidios, tal vez haciendo la semana próxima un muy pequeño y simbólico ajuste tarifario. Milei todavía no tiene en claro si firmar él mismo el acuerdo o refrendarlo por vía de un decreto. Pero todo tiene que ocurrir en las próximas horas y anunciarse el lunes o martes, porque el jueves 5 las empresas deben abonar salarios y, si no tienen el dinero, los choferes dejarán a pie a cientos de miles de usuarios malhumorados.

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